9 de cada 10 usuarios de internet cuentan con al menos un perfil en las redes sociales, al menos en México es así (fuente AMIPCI).
Con millones de personas publicando y comentando lo que les gusta y lo que no, era cuestión de tiempo para que las redes sociales se convirtieran en plataformas de publicidad.
Cada vez las redes sociales se van comportando más como plataformas especializadas en publicidad, un ejemplo claro son las adaptaciones de Facebook y su Timeline, con la característica de ser más multimedia, ya que la visualización de imágenes, videos y apps es más sencilla y clara. A parte de esto, están las herramientas de estadísticas que tienen las páginas de las empresas, las cuales les ofrecen reportes cada vez más claros acerca del comportamiento de los usuarios que han interactuado con sus productos.
En el caso de Twitter, se facilitó el espacio para publicaciones pagadas, aparte de adiciones al menú de búsqueda y otras aplicaciones que hacen de Twitter un nuevo canal para emitir mensajes publicitarios. Una gran ventaja de Twitter sobre Facebook, es la cantidad de publicaciones que se realizan al día. Es una manera de comunicación constante entre los usuarios.
Pero de ambas redes sociales, Facebook es el que más ha despuntado en el ámbito publicitario, desde que permitió el funcionamiento de las apps interactivas, que derivo en el patrocinio de grandes empresas de estas apps. Cada vez más contenido multimedia es insertado en las redes sociales, debido a que son mensajes que impactan más a la audiencia, esto dejando de lado un poco al contenido interactivo, que motiva el involucramiento del usuario.
Aún se encuentra en tela de juicio el término de “viralidad” dentro de las redes sociales, muchos expertos se aferran a él para justificar el uso de las redes sociales para difundir un mensaje rápidamente. La viralidad se puede dar de so formas, la primera es inexplicable, cuando un video o imagen de cualquier tema es compartida por las personas a través de las redes sociales sin motivo aparente, simplemente por el gusto de hacerlo. Y la segunda es de manera artificial, se planea su viralidad, y los canales por los que será difundida. En realidad esta segunda opción es la que es cuestionada y puesta en tela de juicio.